viernes, 23 de marzo de 2012

Solidaridad y Crítica (URGENTE)



De: Martin Guerra <supaimartin@yahoo.es>
Para: Foro Centenario <omarmenesesv@yahoo.es>; foro_centenario@yahoogroups.com
Enviado: Martes 20 de marzo de 2012 13:58
Asunto: [foro_centenario] Solidaridad y Crítica (URGENTE)

 

EL CAMINO DEL NO RETORNO: INTOLERANCIA, DIFAMACIÓN, PERSECUCIÓN Y REPRESIÓN
El apogeo y crisis de la actual política de gobierno y sus más conspicuos defensores
 
Diego Motta
La política gubernamental y la izquierda: represión, solidaridad e indiferencia
Amenazar silenciar un canal de televisión[1] y tres muertos como el mejor ejemplo de solución de conflictos y de la "unidad nacional". Persecución a dirigentes y pretendido boicot a un próximo encuentro nacional de organizaciones populares en Cajamarca. Todo un despliegue de poder, justificado por la lucha contra "grupúsculos" radicales. Ese es el derrotero político de aquellos que gobiernan los destinos de la patria.
Volantes salidos del mejor laboratorio psicosocial del fujimorismo, persecución y difamación a dirigentes políticos. Y no hace falta decirlo a media voz: dirigentes políticos como Wilfredo Saavedra, porque si representar, levantar y oponer un discurso, una forma distinta de vida a la monocorde oficial, no es hacer política en su sentido más puro, más radical (que va a la raíz del problema), ¿qué lo es? Acaso… ¿candidatear prometiendo cosas que luego no se cumplen? o ¿justificarlo haciendo malabarismos políticos o "intelectuales" desde una supuesta posición de madurez? Reivindiquemos el cabal sentido de la palabra política, para bien o para mal.
Es política la decisión de anular la crítica periodística incómoda; como política también es la decisión de "informar" extensamente lo que ocurre en Ecuador o Venezuela respecto a la libertad de expresión, y no decir nada de lo que ocurre en la propia casa.
Es política la detención y hostigamiento a los dirigentes del pueblo de Cajamarca en su posición de defensa de los recursos naturales, contra los abusos de poder de la gran minería transnacional. Como también la falta de voluntad efectiva de diálogo y querer solucionar todas las protestas a punta de balazos y las consiguientes lamentables muertes.
Frente a todo ello la solidaridad no se nos puede entumecer.
Me solidarizo con Raúl Wiener, Alexandro Saco, Paul Maquet y los trabajadores y trabajadoras honestas de RBC, los conozco y confío seguirán en su batalla por la verdad.
Me solidarizo con Wilfredo Saavedra y los dirigentes Cajamarquinos, augurando éxitos en la Asamblea Nacional Popular del 30 y 31 de marzo en Cajamarca.
Me solidarizo con las familias que viven horas amargas en Madre de Dios y espero se aborde a una solución justa, que no deprede el medio ambiente y que asegure trabajo a sus habitantes.
Me solidarizo con Martín Guerra, del Movimiento José María Arguedas y del Gremio de Escritores -a los cuales también pertenezco-, nuevamente difamado por volantes repartidos en el transcurso de los marchantes hacia Lima en la Marcha del Agua. Con el maestro Federico García, cineasta y presidente del Gremio de Escritores, a quien una universidad de militares ha boicoteado la publicación de su último libro, por la absurda acusación de "pertenecer a una organización terrorista".
Me solidarizo con Alberto Flores Galindo cuando en solidaridad con los sentimientos más elementales de humanidad, le decía a la intelectualidad académica y la izquierda oficial de su época –que es la misma de ahora:
"La mayoría de intelectuales y demasiados dirigentes políticos de izquierda, hemos perdido la capacidad de vivir y sentir la indignación. Supimos de tantos enfrentamientos como el de Molinos en el que entre los subversivos no hubo presos, ni heridos, solo 62 muertos de los que el MRTA sólo reconoce 42. Estas son ejecuciones. Nadie protestó, nadie reclamó, denunció, se indignó. Esta es una pérdida de moral en la izquierda. (…) No se lo puede decir en público, sin romper y colocarse fuera del "orden democrático". Pero si no lo dicen todo empeora. Puedo decir todo esto con tranquilidad y sin miedo. No temo lo que me puedan hacer."[2]
Y nuevamente, con Flores Galindo cuando comentaba respecto a la actitud de algunos de los líderes de la antigua Izquierda Unida, la cual a pesar de todo él mismo apoyó:
"la mayoría de sus líderes han olvidado que su función no es únicamente solucionar tal o tal otro problema, sino conquistar el poder. Algunos, sin embargo, parecen más interesados en viajar, ejercer el turismo político, aprovechar las ventajas que otorgan ciertas parcelas del poder, que pensar abolir este orden social. En definitiva quiero decir que el gran riesgo de esta izquierda es convertirse en una columna más de un sistema deteriorado. Han dejado de pensar la sociedad desde los más miserables para pensarla desde el Parlamento o el municipio y no desde la barriada y la fábrica. (…) Nunca es tarde para desandar el camino y encontrar un nuevo derrotero."[3]
(¿Diría lo mismo de sus versiones modernas: Unidad de Izquierda/Coordinadora Política Social, la Confluencia, etc.?)
Por último, no me solidarizo con los grupos de "izquierda" que siguen los principios de Marx. Me refiero a los de Groucho Marx, el patético cómico norteamericano, cuando decía: "estos son mis principios… Pero si no les gusta tengo estos otros."
 
Intolerancia, difamación y represión en las políticas gubernamentales, una visión particular
Algo conozco de la intolerancia, la difamación, la persecución y la represión.
Hace algunos años, en una conferencia organizada por la Cruz Roja en el auditorio de Letras de la PUCP, debatíamos desde el público frente a una intervención de un oficial de Marina peruano que, en plena campaña mediática a favor de la guerra de EEUU, España e Inglaterra en contra de Afganistán e Irak, hablaba de una especie de consenso, de un piso mínimo en materia de Derecho Internacional Humanitario que exceptúe a los terroristas. Decíamos en esa ocasión -sin duda con menos rudimentos- que la base de la democracia, tal y como se la conoce hoy en día, era la idea de la tolerancia. Entendida incluso como superación dialéctica de la máxima de Voltaire de ser intolerantes con los intolerantes. Esta idea reñía con cualquier lógica maniquea, ¿quién podría trazar una línea y decir "estos son los buenos y estos los malos"?, ¿W. Bush? Porque entonces alguien podría hablar de terrorismo de Estado, o terrorismo mediático; terrorismos que hemos padecido en nombre de la lucha por la "libertad", tal y como hoy se habla de la "gobernabilidad", el "crecimiento económico", las "inversiones", bla, bla, bla… Aquel oficial marino se acerco al final del evento a despedirse muy cordialmente, con una mirada furibunda que a duras penas podía controlar.
Hace también algunos años (marzo 2008), la fiscalía de Alan García, la misma que se mantiene con el fiscal Peláez, inició un proceso en mi contra. Se me acusaba de terrorismo internacional, de ser miembro de las FARC, del IRA, de Al-Fathah, Hezbollah y Al-Qaeda por expectar junto a cientos de personas un evento en Quito que contó con aval gubernamental, así como de las más prestigiosas universidades privadas y católicas de ese país. La Sala Nacional Penal, luego de hacer uso de mi derecho de defensa y rebatir los absurdos -si acaso era necesario- archivo el caso. Supongo que a mal gusto de los operadores de la intolerancia y la ignorancia perpetua de los grupos de poder de nuestro país -y no habrá que ser muy perspicaces para imaginar que mientras esto leen intenten con tozudez arremeter nuevamente.
Hace otros tantos de años también, en los preludios de la caída de la dictadura de Fujimontesinista, recién cumplido los veinte me colocaron otros tantos puntos de sutura en el parietal izquierdo, a dos centímetros del ojo. Fue producto de un regalo mal envuelto y que no supe sortear. Una bomba lacrimógena disparada al cuerpo en medio de una manifestación en la época en que acciopopulistas, apristas, toledistas, izquierdistas y miles de anónimos marchábamos contra la dictadura de un gobierno, al que supimos derrotar en su momento, y que hoy pareciera cogobierna la patria.
Bueno, como decía, algo de intolerancia, difamación, persecución y represión conozco. De allí que me atreva a hablar.
 
La izquierda frente al gobierno: definiciones
No es un secreto que muchos apoyamos, con crítica, el programa al que se comprometió el actual gobierno. Aún a sabiendas de lo endeble de su actitud y capacidad. El análisis de la realidad existente, no de la que quisiéramos que existiese, dictaminaba ese camino. Como tampoco es un secreto que tras el abandono del programa original por parte del propio gobierno, la realidad también ha fijado mantenernos en la misma posición que del inicio: continuar apoyando el programa traicionado desde las calles, los frentes de defensa, los sindicatos, las aulas.
A pesar de lo que pueda parecer el saldo no ha sido enteramente negativo. Por el contrario,  de un lado, el nivel de conciencia (dignidad) y de organización (participación) de las masas -luego del triunfo electoral y la sucesiva traición del gobierno- ha dado un salto positivo en el proceso hacia su liberación (el grado de participación social en la movilización a nivel nacional y en el debate a nivel de lo cotidiano alcanzado en la lucha contra Minas Conga lo demuestra).
Asimismo, de otro lado, los discursos distorsionados de la realidad que pululan en las organizaciones sociales, han demostrado en la práctica su invalidez histórica: el camino se ha clarificado.
Mientras algunos mantenemos la misma posición política, otros han variado desde un rotundo "no" a la participación electoral porque "las leyes burguesas electorales no garantizaban la posibilidad de que la izquierda participe en igualdad de condiciones en el proceso" (habría que preguntarnos ¿cuándo lo han hecho en la historia?, ¡por eso son burguesas!), arribando luego a la participación electoral que tanto criticaron. Todo ello no para "propagandizar ideas", si no para alimentar egos elefantiásicos que derivaron en el ridículo más sonoro. Si es cierto lo que Lenin decía sobre el uso de las elecciones como un termómetro del sentir de las masas, habría que avisarles a algunos que tienen ya la temperatura de una momia hace mucho.
De igual forma y desde otro margen, tampoco es un ejercicio inútil preguntarnos ahora, qué podrán decir aquellos que identificándose como "izquierdistas" y "revolucionarios", repitiendo de memoria frases de Marx, Lenin o Mariátegui, continúan apoyando con su acción o inacción las medidas actuales del gobierno. Nada, no pueden decir nada, y en verdad nos interesa muy poco que así sea. El ejercicio solo sirve para catalogar la antología del patetismo político del oportunismo criollo en nuestro país.
Así, el apogeo y crisis de este gobierno está colaborando con el decantamiento del oportunismo ultraizquierdista y el oportunismo reptante de derecha dentro de las filas populares.
Por ese mismo, el apogeo y crisis de la política gubernamental, no es más que otra forma de síntesis, -la más fiel, dicho sea de paso, frente a cualquier elucubración académica interesada-, de representación del apogeo y crisis de la izquierda oficial, incapaz ya -por enésima vez- de plantear cualquier alternativa de sociedad distinta.
La confianza absoluta hacia este gobierno sin agenda política propia y su posterior "derechización", ha demostrado nuevamente la banca rota de la social democracia en el Perú. Que ahora ya no solo no tiene ningún referente exitoso en el "seguro hogar europeo" en el cual mirarse y engañarse; si no que, a su edad, le supondrá ser víctima de sus propias y más terribles depresiones. Por supuesto que su retirada del gobierno, luego del terremoto de diciembre, estrepitosa y fatal como proyecto a futuro, es mucho más hidalga y, en todo caso habla mejor de ellos, que la permanencia a "toda costa" de aquellos que reclamándose ser la continuidad de Mariátegui en sus diferentes versiones (a estas alturas que relevancia tienen las falacias), esconden el apoyo incondicional a la actual política de gobierno, a través del velo, o la capa de super políticos que dan la "batalla" desde adentro del gobierno. Así están nuestros grandes tácticos y estrategas, mientras reciben inmutables la justa contraprestación a sus servicios prestados.
Esa incapacidad de plantear alternativas claras, de esgrimir alternativas de poder -y de ser poder alternativo, que desplace al oficial-, de practicar una ética distinta, de reencontrarnos con la dimensión utópica que prometía ser la izquierda alguna vez, tal y como reclamaba dramáticamente Flores Galindo. Esa incapacidad abolida, debe ser la capacidad que germine desde la entraña propia del infortunio que hoy atraviesan los olvidados, los acusados, los perseguidos. La continuidad de las esperanzas de Túpac Amaru y Micaela Bastidas, de José Carlos Mariátegui y José María Arguedas.
Hoy más que nunca, cuando el camino está más claro, debemos afirmarnos decididamente en él,  sobre todo cuando el gobierno ya inició el camino del no retorno.
Lima, 18.03.12




[1] Se pretende cambiar dirección de RBC, Canal 11 a través de maniobras judiciales en las que estaría involucrado el Gobierno, ello a partir de nuevos programas de análisis y crítica política.
[2] FLORES GALINDO, Alberto. "Reencontremos la dimensión utópica. Carta a los amigos". En: Obras Completas, Tomo VI, pp. 383 y 384, 2007. Publicado originalmente por el Instituto de Apoyo Agrario, 1990.
[3] FLORES GALINDO, Alberto. "El futuro de la izquierda". En: Obras Completas, Tomo VI, p.32, 2007. Publicado originalmente en El Caballo Rojo Nº 152, 10 de abril de 1983, p.3.

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